El ajoblanco, una sopa fría de origen andaluz, ha capturado corazones por su frescura y sabor único. Este plato tradicional se remonta a tiempos antiguos cuando los ingredientes básicos como almendras, pan, ajo y aceite de oliva eran esenciales en la cocina local. Hoy en día, esta receta sigue siendo apreciada por su simplicidad y autenticidad, ofreciendo un refrescante cambio en los días calurosos.
Preparando el Auténtico Ajoblanco Malagueño
En el corazón de Málaga, nace esta deliciosa preparación que combina elementos fundamentales de la dieta mediterránea. Para comenzar, es crucial utilizar almendra marcona cruda, ya que las almendras tostadas alterarían el perfil gustativo deseado. También es imprescindible emplear aceite de oliva virgen extra para lograr la cremosidad característica del plato.
El proceso comienza remojando miga de pan en agua fría durante unos 20 minutos hasta que esté bien empapada. Posteriormente, junto con un diente de ajo, vinagre y las almendras, todo se tritura hasta obtener una crema fina. El siguiente paso clave es agregar lentamente el aceite de oliva mientras se bate continuamente para asegurar una textura sedosa. Finalmente, se ajusta la sal y se decora con uvas o incluso melón, que complementan perfectamente este manjar.
Desde hace doce años, Sergio Galán comparte su pasión por la cocina a través de diversos medios digitales, incluyendo elmundo.es, donde ofrece recetas y consejos culinarios.
Al experimentar con el ajoblanco, uno no solo disfruta de un platillo exquisito, sino también conecta con una rica tradición cultural. Este tipo de sopas frías nos recuerda la importancia de valorar lo simple y natural en nuestra vida diaria, permitiéndonos saborear cada momento con autenticidad y frescura.